Un ambiente extraño. Una calma chicha preocupante se está
viviendo en el Ayuntamiento. Parece que todos los problemas se hayan
solucionado. Ya no hay manifestaciones de empleados/as a las puertas del
consistorio. Tampoco encierros en iglesias ni acampadas en la jefatura de la
policía local o en el cementerio. Eso eran otros tiempos.
Y sin embargo, la realidad es tozuda y aunque hagamos como el
avestruz, seguirá estando ahí: Hoy todavía se le debe a la plantilla municipal
el salario de los meses de marzo y abril, el convenio expiró el 31 de diciembre
de 2011, hay que negociar una nueva RPT. Y todo ello con el trasfondo de un ERE
extintivo que afectaría a 300 empleados/as del Ayuntamiento matriz y a 90 de
las empresas municipales.
¿A nadie le preocupa ya el no estar al día en el pago de las
nóminas? ¿En que situación está la tramitación del ERE?, y los sindicatos
¿están haciendo algo?, no se les escucha (exceptuando algún rifirrafe entre
ellos).
Según me cuentan, tanto la plantilla como los sindicatos
andan preocupados por la RPT. Parece que existe un ambiente de descontento, tanto de
cómo se está desarrollando la negociación, como de la propuesta del
ayuntamiento tendente a reducir drásticamente el número de puestos de trabajo,
simplificando con ello la estructura municipal, y homogeneizando puestos y
valoraciones cuando en realidad existen funciones claramente diferenciadas.
Todo el mundo acude al borrador presentado por el ayuntamiento a ver donde se
encuentra su puesto y cual es la valoración que le han dado, en una actitud
claramente de preocupación por lo particular (¿y de lo mío qué?).
El problema estriba en que una RPT planteada para ahorrar
doce millones de euros, no puede contentar a todo el mundo, o mejor dicho va a
contentar a poca gente.
Por ello me parece que la calma que se respira en el
ayuntamiento puede ser el preludio de una gran tormenta. Si definitivamente se
prescinde de 390 personas de la plantilla, si la RPT no llega a ser un reflejo
fiel de la estructura municipal y si a la vez rebaja la valoración de los
puestos, es decir la retribución. Y si el convenio se va a negociar a la baja,
prescindiendo de derechos negociados y acordados, mucho me temo que el verano
va a estar calentito, y no solo por la temperatura climatológica.
Lo que nos queda por saber es si la tormenta será la
consecuencia del enfrentamiento entre la plantilla y el equipo de gobierno, o
si por el contrario será fruto del enfrentamiento de los sindicatos entre sí, o
de los trabajadores/as en un ambiente de sálvese quien pueda.
Esperemos que el sentido de responsabilidad y los
sentimientos de unidad y solidaridad se impongan.