miércoles, 14 de marzo de 2012

ACLARANDO CONCEPTOS, SIN COMPLEJOS


Desde que los sindicatos hicieron pública la convocatoria de huelga general para el día 29 de Marzo,  he oído en varias ocasiones como quienes se posicionan contrarios a la misma, la califican en tono despectivo y acusatorio, de huelga política. Y los partidarios tratan de defenderse, a veces,  sin mucho convencimiento. Debemos, por tanto, aclarar la cuestión.

Ante tal acusación, la respuesta debe ser, sin ningún tipo de complejos: efectivamente, es una huelga política. Pero igual de política que fueron las huelgas generales que se convocaron contra los gobiernos de Zapatero, Aznar y González. 



Existen dos tipos básicos de huelga: laboral y general. La laboral suele convocarse frente a un empresario o grupo de empresarios, con objeto de defender algún derecho no respetado por los mismos o como presión en la negociación de un convenio. Los convocantes entienden que es el único medio que les queda en la consecución de sus aspiraciones. En el caso de la huelga laboral, los actores principales son los/as trabajadores/as y los/as empresarios/as.

En cambio, cuando hablamos de huelga general, nos estamos refiriendo a una convocatoria que se hace frente al Gobierno o poderes públicos. El objeto de la misma es la protesta contra una “política” concreta. Se suele utilizar como último recurso para tratar de impedir la modificación o aprobación de leyes, que se entiende pueden ser regresiva en materia de derechos laborales y sociales. A diferencia de la huelga laboral, los actores principales no son los  trabajadores de una empresa  o sector económico concreto, sino el conjunto de la clase trabajadora e incluso de la sociedad, ya que se entiende que las consecuencias de la política seguida por el gobierno afecta no solo a la población activa empleada, sino también  a los desempleados, pensionistas, estudiantes, etc.  ya sea en el momento actual o en el futuro más o menos próximo. El otro actor, no es directamente la clase empresarial, aunque ésta pueda verse beneficiada o incluso pueda actuar como grupo de presión para condicionar el sentido de dicha política. El actor formal es el gobierno. 

Por tanto podemos concluir que una huelga general es por definición una huelga política, que se convoca frente a las prácticas concretas de un gobierno, y por extensión contra las políticas defendidas por el partido  que lo sustenta.

Y puesto que la clase trabajadora posee, a veces únicamente, su fuerza o capacidad de trabajo, es la huelga, laboral o general, además de un derecho fundamental en una legislación democrática, la mejor arma para la defensa de sus derechos.

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